Historias reales
El último encargo que me realizaron, antes de mis bien merecidas vacaciones, fue un Management Audit, una evaluación profesional a una persona que llevaba trabajando más de 15 años en una organización multinacional del sector industrial. La necesidad de la evaluación estaba motivada porque dicha persona, con más de 15 años de antigüedad en la compañía, había solicitado un cambio de posición hacia cualquier otra área de la empresa con tal que no fuera la actual, necesitaba salir como fuera de allí . Desde Recursos Humanos habían atendido su solicitud pero necesitaban conocer mejor su perfil de competencias y su adecuación a las diferentes áreas de la compañía, lo que motivó el encargo. («¿No me conocen bastante después de tantos años?” pensaba él)
Previamente a conocer a la persona a evaluar, caí en los estereotipos típicos imaginando que estaría ante una persona “quemada” por la organización y sin ningún tipo de motivación para desarrollarse, que lo único que buscaba era una huída de su situación por aburrimiento.
Mi sorpresa fue encontrarme a un profesional lleno de energía, positivo, creativo, implicado con la organización hasta la médula, con elevado conocimiento de la misma por los años que había pasado “dándolo todo”, con gran capacidad de análisis y organización, de esas personas que poseen un liderazgo natural, con elevada influencia en las personas de la organización y muy orientado a la mejora y a los resultados. Uno de esos perfiles profesionales tan buscados en todas las empresas. Un motor capaz de poner proyectos en marcha que con su experiencia acumulada podría hacer ganar dinero a la empresa y sin embargo estaba desaprovechado por la organización.
¿Qué es lo que pasaba con este profesional? Había solicitado un cambio hacía cualquier otra posición y no le importaba cual.
5 años atrás se había incorporado un nuevo responsable a su área, su jefe actual, que desde entonces le estaba bloqueando toda iniciativa, no dejaba que sus ideas innovadoras prosperaran, no le permitía aportar mejoras a su puesto de trabajo ni a su departamento.
Poco a poco se había ido quedando sin contenido, sin proyectos que le retaran, se había ido marchitando en parte por la acción de un jefe inseguro, lleno de miedos y con poca capacidad de liderazgo.
Y lo más triste es que la organización no había reaccionado hasta ahora a sus solicitudes de cambio (llevaba 4 años pidiéndolo)…..cuánto talento desaprovechado y durante cuánto tiempo!! En este caso una pérdida de talento que se podría traducir en cifras, el coste de todo lo que ha dejado de ganar esta organización por la falta de motivación de uno de sus empleados estrella, podría suponer mucho dinero. Evidentemente el resto de personas del departamento se encontraban en una situación parecida.
Ya sabemos que las organizaciones perfectas no existen ni tampoco el líder perfecto, pero en una organización multinacional en la que invierten un presupuesto elevado en desarrollo de liderazgo, coaching, sofisticados sistemas de motivación, formación y retribución, se olvidan del sentido común y de gestionar a las personas con sencillez.
Sea cual sea nuestra fuente de motivación, que recopila en su libro Beatriz Valderrama, existen unos principios básicos que todos conocemos: las personas necesitamos sentirnos útiles en el trabajo, poder desarrollar nuestro talento, que nos escuchen y respeten. Es así de sencillo.
En una organización en la que existen sofisticados sistemas de innovación, un Comité de Innovación para gestionar las ideas innovadoras con premios a las mejores ideas, en la que organizan anualmente la “Semana de la Innovación”, entre otras acciones para fomentarla, existen responsables de departamento que anulan cualquier idea nueva que no provenga de sí mismos. Una organización que se olvida de lo esencial: formar a sus líderes en las habilidades necesarias para potenciar la gestión del cambio en la empresa.
Lo peor de todo es que esta historia no tiene nada de especial, es una historia que se repite continuamente en las diferentes empresas, sean del sector y dimensiones que sean.
Con lo barato que puede llegar a ser y de sentido común, cuidar la motivación de los profesionales a la vez que desarrollar el liderazgo de aquellos que tienen responsabilidad sobre equipos.
Reconozco que me ha encantado el artículo, Alicia. Tantas veces he visto este caso, y tristemente sucede tanto… además de que me encanta cómo lo cuentas.
Un saludo.
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Genial artículo. La historia se repite una y otra vez. Aparte de afectarme personalmente en varias ocasiones, he podido ver a lo largo de los últimos 10 años cómo se esquilman el talento y las ideas en un modelo productivo que ha superado desde hace años la gestión del corto plazo para dedicarse casi por completo a la gestión del «inmediato plazo». En el #vorparoom hablaremos de estos temas entre otros y de la necesidad de establecer las bases de un nuevo modelo de relaciones laborales, con independencia del sector y la actividad de las empresas o instituciones. Se trata de reinventar lo que durante años hemos estado cultivando: una desmotivación continua, una especie de sacrificio ritual diario en el que no hay que pagar con el conocimiento por un sueldo sino con cosas subsidiarias. Se trata de un modelo descentrado. He puesto un anuncio en la red que dice así:
«Se busca empresa emocionalmente estable, digna de acoger talento que no maltrate continuamente al empleado. Se ofrece una persona a cambio»
Creo que esto es todo cuanto pueden desear ambas partes implicadas….
Enhorabuena por el post, crack
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